El franquismo desarrollista (1959-1973)
La segunda gran etapa de Francisco Franco
Fue la segunda gran etapa de la dictadura de Francisco Franco, durante la cual se produjo un crecimiento económico espectacular —se habló del «milagro económico español»— que dio lugar a una «gran transformación» social, pero que no estuvo acompañada de cambios políticos. Se suele dividir en dos subetapas: la primera, de 1959 a 1969, caracterizada por los fracasados intentos de «apertura» del régimen y que termina con el triunfo de los «inmovilistas» encabezados por el almirante Carrero Blanco; y la segunda, de 1969 a 1975, también llamada del «tardofranquismo», que ocupa los años finales de la dictadura, marcados por el asesinato de Carrero Blanco en diciembre de 1973 y la enfermedad final de Franco, que murió el 20 de noviembre de 1975.
España en cambio. El segundo franquismo
En contraposición al período de la República, guerra civil y primer franquismo por un lado, y la transición por otro, la fase intermedia -el desarrollismo franquista (1959-1975)- ha quedado en un segundo plano para los historiadores, oscurecida por el aparatoso fulgor de los acontecimientos anteriores y posteriores. Lo curioso es que no ha sido así para sociólogos y politólogos, que han encontrado en ese lapso un conjunto de cambios determinantes y claves explicativas del reciente devenir hispano. Por esa vía, armados de una panoplia interdisciplinar, pretenden también ahora transitar los historiadores: se trataría de mostrar con ayuda de los análisis económicos, sociales, culturales y de mentalidades, que estamos no sólo ante el momento de mayores transformaciones de nuestra historia contemporánea, sino ante una etapa fundamental para interpretar una peculiaridad medular del régimen franquista -su carácter camaleónico- y para entender igualmente el paso posterior de la dictadura a la democracia
De este modo, un conjunto de historiadores, especialistas en ámbitos dispares (sindicalismo, Iglesia, turismo, relaciones internacionales, etc.), coordinados por Nigel Townson (1959), se han puesto a la tarea de desentrañar y explicar las sorprendentes y contradictorias mutaciones que tienen lugar en tan apretada fase, apenas cinco lustros. La base de todo, indudablemente, es el desarrollo económico, con una tasa media de crecimiento industrial del 9 por ciento y un crecimiento real medio de cerca del 7 por ciento, indicadores que sólo fueron superados en esas fechas en todo el mundo desarrollado por Japón y que llevan aceleradamente a la sociedad española de un patrón agrícola atrasado a un modelo industrial moderno.
¿Gracias a la dictadura o a pesar de la dictadura? La polémica política e ideológica siempre está abierta pero los datos son indiscutibles: sobre la base de esa metamorfosis estructural se suceden en cascada cambios en todos los sectores, desde la producción al consumo, pasando por la redistribución poblacional, el paso (digamos para simplificar) de una sociedad predominantemente rural a otra urbana. No pueden obviarse como factores determinantes a la hora de elucidar el proceso la sustancial entrada de inversión extranjera -auspiciada por una favorable coyuntura internacional- y, sobre todo, la presencia de dos movimientos contrapuestos y complementarios que simbolizan la índole del desarrollismo franquista: la masiva emigración hacia otros países y la intensa llegada de turistas, aspectos que convergen en una fortísima entrada de divisas que resultará esencial para comprender el llamado «milagro español».
El seiscientos y la televisión han quedado como símbolos materiales de aquella sociedad, iconos también de una época que vive la revolución del frigorífico y el despegue del consumo, que pronto se trueca en consumismo, con la aparición de actitudes más abiertas y hedonistas que terminarán trasladándose al campo político en forma de templada aspiración a la libertad. Unas alteraciones tan profundas y rápidas provocaron, como se ha dicho, una convulsión en las actitudes y los modos de vida pero, por otro lado, el mismo carácter atropellado de los cambios hacía difícil la asimilación de las nuevas realidades. Importa destacar por ello y así lo hacen los autores que España se convierte así en una sociedad contradictoria, en la que la minifalda coexiste con la censura y el bikini con los desfiles procesionales.
Al final, el Spain is different terminará paradójicamente haciendo a España menos diferente, hasta el punto de que aquí se subraya por diversos especialistas que, en muchos aspectos, el país del tardofranquismo no era tan distinto de otras naciones del entorno europeo. Una conclusión, argumentada y sostenida por aportaciones empíricas, que escocerá a todos los que siguen parapetándose en apriorismos ideológicos. El libro no trata de legitimar nada -y menos aún un régimen cercenador de libertades- sino de explicar la aparición de una “sociedad civil predemocrática”que hizo luego posible (y relativamente fácil) el tránsito pacífico a un sistema constitucional.
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